Michael Jordan vuelve al juego… desde dos frentes inesperados

Michael Jordan no necesita presentación. Su número 23 se convirtió en símbolo global mucho antes de que los atletas se convirtieran en marcas. Pero incluso cuando parece haber conquistado cada cumbre posible, Jordan sigue sorprendiéndonos con nuevas jugadas. Ahora, su regreso al centro de atención viene desde dos escenarios completamente distintos: los estudios de televisión y el océano abierto.

Para la temporada 2025-26 de la NBA, Jordan se unirá oficialmente a NBC Sports como colaborador especial en su renovada cobertura del baloncesto profesional. Tras la recuperación de los derechos de transmisión por parte de la cadena, NBC apostó fuerte: no solo por una producción moderna y ágil, sino por voces que entiendan la esencia del juego. Y quién mejor que Su Majestad.

Aunque aún no se han confirmado los detalles exactos de su rol, fuentes cercanas aseguran que Jordan participará en segmentos editoriales especiales, análisis de alto nivel y probablemente algunas apariciones en vivo durante partidos clave o rondas de playoffs. No se trata de un comentarista más: es la mente competitiva más influyente en la historia del deporte, ofreciendo su lectura única de la liga que él mismo ayudó a globalizar.

Este movimiento marca un giro interesante en la carrera de Jordan, conocido por su extrema privacidad fuera de las canchas. Que ahora decida prestar su voz y visión a una audiencia masiva podría indicar no solo un interés renovado por la evolución del juego, sino también una nueva etapa como narrador e intérprete de su legado.

Pero mientras muchos celebraban este anuncio en la arena mediática, Jordan también estaba dejando huella —literalmente— en alta mar.

Durante la edición 2025 del prestigioso torneo White Marlin Open en Ocean City, Maryland, Jordan y su equipo a bordo del ya legendario yate “Catch 23” obtuvieron el segundo lugar en la competencia, llevándose a casa un premio de 400,000 dólares. El evento, considerado uno de los más importantes del mundo en pesca deportiva, atrajo a más de 400 embarcaciones. Jordan, fiel a su espíritu competitivo, no solo participó: compitió de verdad, mostrando que su obsesión por ganar no se limita al parquet.

Quienes lo conocen saben que la pesca no es solo un pasatiempo ocasional para él. Es una pasión silenciosa que practica con la misma precisión y enfoque con el que atacaba el aro. Y si bien no necesita más trofeos en su vitrina, sumar uno en el mar parece solo reafirmar una verdad ineludible: donde haya competencia, Michael Jordan siempre estará dispuesto a ir por el primer lugar.

Así, mientras la NBA se prepara para una nueva era en televisión y Ocean City ya recuerda su nombre entre los ganadores del Marlin Open, Jordan demuestra una vez más que retirarse no significa desaparecer. Solo cambiar de cancha.


¿Michael Jordan como analista deportivo y pescador premiado? Quizás no lo veíamos venir. Pero viniendo de él, nada suena tan imposible.

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