Fito Páez no se guarda nada. Con casi cinco décadas encima de escenarios y estudios, el artista rosarino habló sin filtros en su paso por Hoy por Hoy de la Cadena SER, dejando una advertencia clara para quienes sueñan con vivir de la música: estudien los contratos antes de firmarlos.
Lo dice alguien que aprendió a las malas. Tenía apenas 19 años cuando firmó su primer contrato discográfico, y lo recuerda con humor y honestidad brutal: “Me hacen firmar el primer contrato y les dije: ‘Mirá, yo no voy a leer todo esto… no estoy capacitado, aparte por la cantidad de alcohol que había tomado la noche anterior’”, confesó entre risas.
Aun así, incluso en medio de la resaca y la inexperiencia, Fito tuvo la lucidez de imponer una cláusula innegociable: “No van a tocar una sola nota de todo el material que haga de aquí hasta que termine el contrato”. Esa condición terminó siendo su salvavidas creativo, protegiendo su identidad como artista en los años que siguieron.
Para Páez, ese punto es esencial. “Eso es lo que te hace ser quien sos: tú decidís y nadie más”, remarcó con convicción. Porque al final, más allá de ventas y premios, lo importante es sentir la obra como propia y no ceder el control de lo que uno quiere contar.
Sin embargo, no todo fue victoria: con los años entendió que aquel contrato, aunque le permitía proteger su música, era “leonino, preparado para robarte como están hechos todos los contratos hasta el día de hoy”.
Por eso su consejo a los nuevos músicos no puede ser más claro ni más urgente: “A los músicos jóvenes, nobeles, les recomiendo que no cometan la torpeza que cometí yo y que estudien los contratos y los vean”. Porque la pasión y el talento no sirven de nada si se entregan a ciegas, si se firman acuerdos que hipotecan la libertad creativa y convierten la música en una jaula.
Es un consejo nacido de la experiencia y del amor por el oficio. Porque para Fito Páez, la música siempre fue sinónimo de libertad. Y si algo quiere dejarles a quienes vienen detrás es la certeza de que esa libertad se defiende. Incluso —o sobre todo— en la letra chica de un contrato.